viernes, 28 de diciembre de 2018

¿Año Nuevo para qué?

Por Guisella Vargas Ochoa



Sí ya sé que han pasado cuatro días y que a estas alturas ya el 80% de los peruanos habremos compartido abrazos, sonrisas y regalos de Navidad y sobre todo habremos comido muy rico y gastado parte de nuestro dinero con el objetivo de hacer felices a los otros con algo material. Y de hecho el otro 20% de peruanos, conformado por las personas en situación de pobreza, seguramente no la pasó tan bien. Y peor aún los que sobreviven en extrema pobreza con tan solo 3 soles al día. Sin embargo, presiento que ellos saben mejor que nosotros el verdadero significado de la Navidad: Dar amor, paz, humildad, perdón, felicidad.

Sé que hablar de pobreza puede resultar incómodo tras un fin de semana largo lleno de relax pero hoy fue el Día de Los Inocentes y no pude resistir más la tentación de reflexionar sobre los 6 millones de peruanos pobres que resultan ser los más indefensos e inocentes en medio de una guerra publicitaria que promueve el hiperconsumismo por todas partes y, en gran parte, alentada por instituciones financieras que otorgan tarjetas de crédito sin siquiera evaluar bien a sus también inocentes clientes –muchos de ellos jóvenes o desempleados-- que en pocos días podrían terminar terriblemente endeudados y al borde del suicidio cuando vean que no podrán pagar sus cuentas.

Seguramente más de un defensor del libre mercado me dirá, pero mujer de qué inocentes hablas si finalmente quien acepta una tarjeta pudo decir NO GRACIAS. Yo también creo en el libre mercado pero POR FAVOR recordemos qué pasó en la gran crisis del 2008 cuando explotó la “burbuja financiera” provocada por una retahíla de entidades internacionales que daban créditos hipotecarios a cualquier hijo de vecino sin previo análisis adecuado y encima los supervisores del sistema financiero se hicieron los locos y los calificadores de riesgos “muy reputados” les daban la mejor calificación (triple A) avalando esas decisiones de los bancos y otros.

SÍ TENEMOS CAPACIDAD PARA DECIR NO. Pero no todos están preparados emocionalmente o incluso psicológicamente para saber decir NO. Allí tenemos a los desempleados, a los deprimidos, a los que pasan por momentos difíciles y a nuestros niños. Ellos no están preparados para saber discernir entre lo que realmente necesitan y lo que la publicidad les hace creer que necesitan. La publicidad está ahí junto a ti en tu celular, en el Whatsapp, en las redes sociales. Yo incluso usé el Whatsapp para ayudar a unos amigos a vender su café.

Pero para mí el café orgánico y otros alimentos eco sí son necesarios para la salud. Pero para qué necesitamos acumular más cosas, que incluso nos hacen daño y que luego serán basura que dañará al planeta, como las cañitas y otros descartables. Sé que la industria y el comercio da empleo a mucha gente, pero qué tal si hacemos empresas y negocios más sostenibles o las transformamos para que sean más ecológicas o brinden servicios que se requieren y menos cosas. Entiendo que tomará años pero necesitamos empezar ya. 

A pocos días del nuevo año 2019, tenemos la gran oportunidad de ver a nuestro alrededor e identificar qué hay en casa que no tocamos ni usamos hace años y tomar la madura decisión de decirle adiós. Podemos donar esas cosas a quien sí lo necesita. Esas cosas están ocupando un lugar que nos quita energía y hace más pesado el hogar. Intenta desocupar al máximo la sala de tu casa y te darás cuenta de que te querrás quedar más tiempo allí en lugar de irte a una cafetería a charlar.

No soy ni comunista ni izquierdista ni neoliberal ni tengo ninguna etiqueta o partido. Soy una mujer libre pensadora que está aprendiendo que soltar cosas y consumir menos mejora la energía en mi vida y en mi hogar. Y de hecho si quiero que mis hijos postmilenias sepan discernir y valorar y no sean manipulados por la publicidad, que se inserta incluso en los dibujos animados, pues debo dar el ejemplo como una buena mamá minimalista.

Se imaginan cómo están esos niños que consumen harta televisión y redes sociales y peor aquellos que ya tienen celular con Internet en sus manos. Esos niños son receptores de ondas electromagnéticas que podrían afectar su salud y de miles de videos cargados de mensajes publicitarios.  ¿Qué tal si contamos cuántas veces nos dicen “te quiero mamá o papá” y cuántas veces nos dicen “quiero tal cosa”? Hagan la prueba durante una semana.

¿Se han fijado cuánto tiempo pasan viendo tele con su hijos o cuántas veces revisan sus celulares con ellos y cuánto tiempo pasan jugando al aire libre, respirando oxígeno, comunicándose, mirándose a los ojos y riendo? Definitivamente salir al parque es mucho más enriquecedor que ir a “pasear” al centro comercial más cercano o tener una maratón de audiovisuales o videojuegos el día entero en casa.  

¿En Navidad realmente veneramos al niño Jesús y nos comprometimos a practicar su mensaje de amor y de valores. O veneramos al consumismo y las cosas bajo el árbol? ¿Y en el 2019 nos pelearemos con la pareja por no tener lo que “necesitamos”, cuando lo que realmente importa es el amor y la familia?
Me falta mucho camino por recorrer y disminuir aún más los apegos que tengo con determinadas cosas pero aquí voy de nuevo y para el año 2019 me desafío a mí misma a vivir con menos cosas y espero realmente que mi querido Perú vaya por el mismo camino, especialmente millones de niños inocentes.

Y, por el contrario, deseo que trabajemos juntos para lograr que ese 20% de pobres cambie a un 0% lo más pronto posible. Ellos ya saben vivir con lo mínimo indispensable, son nuestro ejemplo, pero les falta alimentos, ropa, servicios de agua potable y energía eléctrica y TODA nuestra solidaridad. Por eso le pido a los corruptos que dejen de serlo y si no pueden pues mejor que se vayan del Estado y dejen a los funcionarios y autoridades honestas trabajar y usar bien nuestros impuestos para erradicar definitivamente la pobreza en el país y entonces podamos decir: ¡FELIZ AÑO NUEVO PERÚ! 

jueves, 6 de diciembre de 2018

  Indignación y Acción
    Por Guisella Vargas Ochoa
Quiero estar feliz pero hoy no puedo. Estoy indignada porque hay hombres hostigando a mujeres y el sistema los ampara. Ejemplo: la mayoría de parlamentarios blindando a Mamani. ¿La única forma de evitar a los hostigadores es alejándonos de ellos aunque esto implique sacrificar nuestros propios logros? ¿Cómo denunciar a esta tira de hostigadores que se creen todopoderosos? ¿Cómo denunciarlos si quien escuchará nuestra denuncia es otro hombre que no hará nada o una autoridad o juez corrupto que archivará todo "por falta de pruebas" u otra mujer que callará para no perder su trabajo? Sé que tarde o temprano el castigo llega pero lo justo sería que sea de inmediato para evitar más víctimas. Quien ha sido hostigada se siente ultrajada y teme hablar. Las que logran denunciar nos permiten reflexionar sobre la urgente necesidad de cambiar este sistema que se pudre y nos daña. El altísimo porcentaje de feminicidios es prueba clara de que el sistema está sacando lo peor de la humanidad. Y lo peor es que mujeres que ya tienen algún poder se coluden con los hostigadores y los tapan e incluso se comportan como ellos o quizá simplemente les temen. ¡Basta ya! Formemos seres más humanos,  capaces de amar con respeto a las mujeres y viceversa. Formemos un movimiento social de mujeres para mujeres. Unidas seremos más fuertes. Mejoremos leyes y hagamos que se cumplan. Actuemos para que más mujeres lleguen a los puestos claves y logremos un equilibrio social. Ah y cuando esto ocurra no olvidemos a nuestras congéneres ni las hostiguemos. Conservemos nuestra femineidad, seamos solidarias y defendamos y respetemos los derechos humanos de todos. Unidas podemos más. Por justicia ya es hora de actuar. #Conectadosporlaintegridad